Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo y prestigioso del mundo, atrae cada año, entre junio y julio, a aficionados de todo el globo.

Este evento se distingue por sus ricas tradiciones y particularidades, y millones de personas lo siguen a la tele cada temporada. También es un evento al que llegan las “celebrities”.
El estricto código de vestimenta blanco
La historia de Wimbledon se inicia en 1877 en las canchas del All England Club de Londres, y el propósito original fue recaudar fondos para un nuevo rodillo para las canchas. El británico Spencer Gore se alzó como el primer ganador. Lo que comenzó como un evento exclusivo de individuales masculinos, creció exponencialmente, incorporando las competiciones femeninas a partir de 1884. Actualmente, es uno de los cuatro torneos del Grand Slam, junto con el Open de Australia, Roland Garros y el Open de Estados Unidos.
La cancha de Wimbledon es célebre por su césped verde, cortado con precisión a 8 mm, la superficie original del tenis que le otorga al juego una velocidad sin igual. Es el único torneo de Grand Slam que se disputa sobre esta superficie, mientras que los otros se juegan en cemento (Australia y Estados Unidos) o tierra batida (Francia). Esta singularidad del césped de Wimbledon lo convierte en un desafío particular, favoreciendo a jugadores con un servicio potente y un juego de volea.

Wimbledon es reconocido por su riguroso código de vestimenta: los jugadores deben vestir exclusivamente de blanco. Esta regla, que data de la época victoriana, buscaba disimular el sudor y mantener una imagen de pulcritud y elegancia. Esta tradición se ha preservado para mantener el carácter distintivo del torneo. Las normas de disciplina se extienden a la relación entre espectadores y jugadores, fomentando la cortesía y el respeto formal, reflejo de la herencia británica.
La tradición también abarca los premios: los campeones de individuales masculinos y femeninos reciben una copa de plata dorada y un plato de plata grabado, respectivamente. Aunque los trofeos originales no pueden llevarse a casa, los ganadores reciben una réplica en miniatura.
Una de las curiosidades más encantadoras de Wimbledon es la costumbre de consumir Strawberries and Cream (fresas con nata). Durante el torneo, se devoran aproximadamente 28.000 kg de fresas y 7.000 litros de nata, convirtiéndose en un símbolo y una parte esencial de la experiencia para los visitantes. Esta tradición se remonta a 1509.
Otra particularidad es el Middle Sunday, un día de descanso tradicional en el domingo central del torneo, sin partidos. Esta pausa permite el mantenimiento de las canchas y ofrece un respiro al público. Sin embargo, en caso de lluvia, se ha utilizado ocasionalmente para recuperar partidos pospuestos.
Otro aspecto fascinante de Wimbledon es la “queue” (la fila): numerosos espectadores optan por hacer fila, a veces durante varias horas, para conseguir entradas diarias y sumergirse por completo en el ambiente del torneo. Esta práctica, ahora estrictamente regulada, es testimonio de la pasión y dedicación de los aficionados por vivir este evento único.