¡La música: un viaje increíble a través del tiempo! La música es viejísima, tan vieja como nosotros. Empezó con ruidos de la naturaleza y nuestras propias voces, mucho antes de que existieran los Spotify o los conciertos.

La música nació en la prehistoria con rituales y expresiones usando instrumentos rudimentarios como flautas de hueso y percusión. Con las grandes civilizaciones, se estructuró con melodías y ritmos para ceremonias y la realeza. Los griegos antiguos, en particular, sentaron las bases teóricas de la música occidental al vincularla con las matemáticas.
¿Sabes por qué las notas musicales se llaman así?
La música europea evolucionó de la polifonía medieval y el canto gregoriano a la diversidad del Renacimiento. El Barroco trajo grandiosidad con Bach y Händel, seguido por el equilibrio Clásico de Mozart y Beethoven. El Romanticismo fue pura emoción. El siglo XX explotó en estilos como el jazz y el rock, reflejando y moviendo a la sociedad.
Hemos visto la historia de la musica, pero hay una curiosidad a la que nadie piensa, pero que trata de algo que se puede definir “sin tiempo”. Por ejemplo, ¿Sabes por qué las notas musicales se llaman así? Lo ha explicado el sitio Perú católico.

Estamos en el siglo XI, cuando el monje benedictino Guido de Arezzo, considerado el padre de la música, nombró las notas musicales inspirándose en las sílabas iniciales de un verso dedicado a San Juan Bautista llamado «Ut queant laxis». Guido de Arezzo, adaptó este texto, que fue atribuido originalmente a Pablo el diácono:
Ut queant laxis Resonare fibris Mira gestorum Famuli tuorum Solve polluti Labii reatum Sancte Ioannes.
Esta es la traducción:
Para que puedan
exaltar a pleno pulmón
las maravillas
estos siervos tuyos
perdona la falta
de nuestros labios impuros
San Juan.
Guido de Arezzo ideó un sistema ingenioso. Usó una melodía particular donde cada frase, salvo la última, empezaba con una nota más alta que la anterior. De cada una de esas frases, tomó la primera sílaba para dar nombre a las notas. A este método se le conoció como solmización, que hoy llamamos solfeo.
Pasaron los siglos y un musicólogo, Giovanni Battista Doni, hizo un cambio significativo: sustituyó la nota Ut por Do. ¿La razón oficial? Creía que “Do” era más fácil de cantar por terminar en vocal. Aunque, claro, no faltan quienes sospechan que también influyó el hecho de que “Do” era la primera sílaba de su propio apellido, Doni.
Mucho tiempo después de la muerte de Guido de Arezzo, se añadió la última nota, Si. Su nombre proviene de las iniciales en latín de San Juan (Sancte Ioannes), ya que la melodía original que inspiró este sistema era un canto dedicado al bautista. Así, esta tradición centenaria nos legó el sistema de notación musical que conocemos y utilizamos hoy en día. Así nacieron las notas musicales que usamos hoy: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si