El legado español en la Basílica donde será enterrado el Papa Francisco que pocos conocen

Detrás de la tradición de Papa Francisco de visitar a la Basílica de Santa María la Mayor, lugar de su sepultura, esta tambien la monarquía española.

Miles de fieles siguen llegando a la Basílica de San Pedro para rendir homenaje a Francisco y darle un último adiós. Este viernes 25 de abril, a las 20.00 horas, el cardenal Camarlengo de la Santa Romana Iglesia presidirá el rito del cierre del féretro del Pontífice y el sábado 26 de abril, al final de la misa exequial, el féretro del Papa Francisco será acompañado a la Basílica Papal de Santa María la Mayor para su sepultura.

La Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma, es el lugar que Bergoglio indicó en su testamento como lugar de su sepultura, lo que en vida visitaba con frecuencia, siempre al salir y volver de sus viajes, para rezar ante la “Salus Populi Romani”, el icono mariano al que rezaba y rindió homenaje. Ayer la oficina de prensa de la Santa Sede compartió las fotos que muestran el proyecto de la tumba del Papa Francisco en la Basílica: la tumba del Papa Francisco está hecha de mármol de Liguria y solo lleva la inscripción Franciscus, su nombre en latín, dijo el Vaticano.

Porqué Santa María la Mayor está ligada a la Corona de España

La Basílica de Santa María la Mayor, lugar de sepultura elegido por el Papa Francisco, guarda una estrecha relación con la monarquía española que no todos conocen. Desde 1647, con Felipe IV como benefactor, la corona española goza de privilegios honoríficos, incluyendo el título de proto canónigo honorario. Esta relación se perpetuó en 1953, cuando Pío XII, mediante el Concordato con la España franquista, estableció celebraciones anuales por España y la presencia de un canónigo español en la basílica.

Juan Carlos I reafirmó este vínculo al asumir el nombramiento honorífico en 1977 y al inaugurar la nueva iluminación del templo en 2018. La basílica también guarda relación con Ignacio de Loyola, quien celebró su primera misa allí en 1538, antes de fundar la Compañía de Jesús. Siglos después, Jorge Mario Bergoglio, futuro Papa Francisco, se uniría a esta orden, creando un lazo adicional entre la basílica y la historia española.