El Museo de Bellas Artes de Sevilla es una de las pinacotecas más importantes de España y la más relevante de Andalucía.
Fue fundado por Real Orden el 16 de septiembre de 1835, inspirado por las medidas desamortizadoras que permitieron reunir obras pertenecientes a conventos y monasterios.
Su sede se encuentra en un antiguo convento de la orden de la Merced, remodelado en diversos momentos, especialmente a principios del siglo XVII por el arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera. Fue inaugurado oficialmente en 1841.
Este museo ofrece un recorrido cronológico por la pintura española desde la Edad Media hasta principios del siglo XX. Su colección se organiza en unas 14 salas que cubren diferentes períodos: arte medieval, renacimiento, retablos, pequeños “capolavori”, barroco sevillano, siglo XVIII, romanticismo, realismo y pintura sevillana del siglo XX.
Entre sus tesoros destacan grandes figuras de la pintura barroca como Bartolomé Esteban Murillo, Francisco de Zurbarán y Juan de Valdés Leal, así como otros maestros andaluces y españoles. Además, hay obras de artistas de otras escuelas europeas.
El origen de muchas piezas proviene de las propiedades eclesiásticas expropiadas durante la desamortización, pero con el tiempo la colección se enriqueció considerablemente gracias a donaciones privadas, depósitos y adquisiciones públicas. En el siglo XX se añadieron obras de pintores sevillanos contemporáneos mediante donaciones de coleccionistas locales.
El edificio en sí es una joya arquitectónica: incluye varios claustros —como el Patio del Aljibe o el Claustro Mayor— que dan un toque histórico e íntimo a la visita. Además, la plaza donde se sitúa está presidida por una estatua de Murillo, lo que refuerza su vínculo con la ciudad y con este gran pintor.
Para los visitantes, el museo no solo es un lugar para contemplar obras de arte reconocidas, sino también para entender la evolución de la escuela sevillana a lo largo de los siglos. Gracias a su colección tan amplia y diversa, es posible apreciar cómo Sevilla ha sido un punto esencial para el desarrollo del arte barroco y del arte religioso.
Además, el Museo está gestionado por la Junta de Andalucía y ha experimentado en los últimos años ampliaciones y reformas para adaptarse a las necesidades modernas de exposición y conservación.
En definitiva, el Museo de Bellas Artes de Sevilla es una parada imprescindible para cualquier amante del arte que visite la ciudad: no solo por la calidad de su colección, sino también por el valor histórico del edificio y su contexto cultural.
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