Mientras gran parte de Europa se despide del sol y las temperaturas cálidas, la isla de Fuerteventura se mantiene fiel a su apodo de “la isla de la eterna primavera”.
Con un clima privilegiado que ofrece temperaturas suaves y más de 300 días de sol al año, este paraíso canario es el destino perfecto para quienes buscan prolongar el verano o escapar del frío.

La isla, la segunda más grande del archipiélago, es un santuario de la naturaleza, con un paisaje que combina la aridez volcánica con kilómetros y kilómetros de playas de ensueño que se extienden hasta el infinito. Su principal atractivo es, sin duda, su litoral.
Desde las infinitas playas de arena blanca del sur, como la espectacular Playa de Sotavento, famosa por su laguna de marea, hasta las salvajes calas del norte, la isla ofrece una variedad de costas para todos los gustos. El contraste entre el blanco deslumbrante de su arena y el azul turquesa del Atlántico es una postal que se graba en la memoria del viajero.
Pero Fuerteventura es mucho más que sus playas; es un lienzo natural que invita a la aventura y la desconexión. La tranquilidad que se respira en sus rincones más remotos la convierte en el lugar ideal para aquellos que huyen del bullicio de los destinos turísticos masificados y buscan un contacto más auténtico con la naturaleza.
Fuerteventura, aquí todavía es verano: disfruta de unas vacaciones
La geografía de Fuerteventura, esculpida por los volcanes y pulida por el viento, es un parque de atracciones para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre. La isla es considerada la capital europea del windsurf y el kitesurf, gracias a los vientos constantes que atraen a deportistas de todo el mundo.

Incluso si no practicas estos deportes, el simple hecho de ver las coloridas velas surcando las olas es un espectáculo digno de admirar. Para aquellos que prefieren explorar tierra firme, el Parque Natural de las Dunas de Corralejo es una visita obligada. Sus impresionantes dunas de arena, que recuerdan a un paisaje desértico, se funden con el océano, creando un panorama de belleza única.
El interior de la isla también esconde joyas. Un viaje a la antigua capital, Betancuria, permite descubrir un pueblo pintoresco con un encanto histórico innegable, rodeado de un paisaje lunar. Y para reponer fuerzas, la gastronomía local es una delicia. El queso majorero, un queso de cabra con denominación de origen, es el producto estrella de la isla y una parada obligatoria para los amantes del buen comer.
El pescado fresco, cocinado de forma sencilla, completa la oferta culinaria. En definitiva, Fuerteventura es un destino que no necesita del calendario para brillar. Su clima, sus playas infinitas y su carácter relajado la convierten en un refugio de verano que te espera en cualquier momento del año.