Un joven de 20 años fue al médico por una tos que no se le quitaba. Pensó que era algo leve, quizá gripe o alergia. Pero el diagnóstico lo sorprendió: sus pulmones mostraban el desgaste de alguien de 60 años.
¿La causa? Dos años usando vape con sabores. Lo que parecía un hábito pasajero terminó dejándole cicatrices invisibles pero permanente
Hoy sabemos que el vape no es inocente. No es moda sin consecuencias. No es solo vapor de agua. Médicos y científicos han documentado cómo el uso continuado de cigarrillos electrónicos puede provocar daños irreversibles en el pulmón.
Una de las enfermedades más preocupantes es la bronquiolitis obliterante, conocida como “pulmón de palomita”. Este trastorno cicatriza las vías respiratorias más pequeñas, impidiendo que el aire circule de forma normal. Los síntomas incluyen tos crónica, falta de aire, cansancio extremo y, en muchos casos, una vida limitada.
La mayoría de los afectados son jóvenes que usan vape pensando que es más seguro que fumar. Sin embargo, los estudios muestran que los líquidos con sabores frutales o dulces contienen sustancias químicas que, al ser calentadas, se convierten en compuestos tóxicos. Esos químicos entran directo a los pulmones y al torrente sanguíneo sin que el cuerpo pueda filtrarlos.
Lo que parece inofensivo puede dejar cicatrices para siempre
Los sabores a mango, menta o algodón de azúcar dan una falsa sensación de inocencia. Pero detrás de ese humo espeso se esconden químicos como formaldehído, acroleína y metales pesados, todos asociados a daño celular y respiratorio.
No hace falta una década de consumo para ver consecuencias: casos clínicos muestran que en tan solo dos años de vapeo pueden aparecer lesiones pulmonares comparables a las de un fumador de larga data.
Y no se trata de un caso aislado. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), miles de jóvenes ya presentan síntomas vinculados al vapeo, desde inflamación pulmonar hasta disminución de la capacidad respiratoria.
El vapeo en jóvenes se ha convertido en una moda peligrosa. Las redes sociales lo muestran como algo “cool”, sin humo, con sabores atractivos. Pero lo que no muestran son los ingresos hospitalarios, las pruebas de función pulmonar alteradas o los chicos que hoy necesitan inhaladores para poder respirar con normalidad.
Padres, madres y adolescentes necesitan escuchar estas historias. No para generar miedo, sino para crear conciencia.
Porque lo que hoy parece un simple hábito, mañana puede convertirse en una enfermedad crónica
La próxima vez que alguien te diga que el vape “no hace daño”, ¿no crees que vale la pena preguntarse qué está entrando realmente a tus pulmones?