¿Cuáles son los 7 pecados capitales y qué significan? lo explica el sitio Peru Católico que habla de la religión Católica y de las noticias de la Iglesia.
Según Santo Tomás, el pecado original es la inclinación humana al vicio, originada por la desobediencia de Adán a Dios, tentado por el diablo.
Los 7 pecados capitales y sus virtudes contrarias
Los siete pecados capitales, según la tradición cristiana, son vicios humanos que se consideran la raíz de otros muchos pecados. Entenderlos es crucial para la introspección y el desarrollo personal y espiritual. Cada uno de estos pecados representa un desequilibrio o un exceso en la conducta humana.
Soberbia: Se le considera la madre de todos los pecados. Es un deseo desmedido de superioridad, un amor propio que lleva a menospreciar a los demás e incluso a Dios. Pone el ego por encima de todo.
Avaricia: Es el amor excesivo por la riqueza y los bienes materiales. Puede llevar a una persona a obtenerlos por medios ilícitos, y aunque el vicio en sí mismo no siempre es mortal, las acciones que genera pueden serlo.
Lujuria: Representa un deseo sexual descontrolado que se desvía del propósito sagrado del amor y la procreación. Es una búsqueda de placer por el placer mismo.
Ira: Es un sentimiento de indignación o furia que puede llevar a la venganza. Sus consecuencias varían según su intensidad, pero puede causar un daño significativo a uno mismo y a los demás, y es contraria al amor.
Gula: Se refiere al consumo excesivo e inmoderado de comida y bebida. Esto puede dañar el cuerpo y dificultar el cumplimiento de las responsabilidades, aunque a menudo se considera un pecado venial.
Envidia: Es la tristeza o resentimiento que se siente por el bien ajeno. Quien la padece se tortura internamente, lo que genera odio hacia el prójimo.
Pereza: Se manifiesta como una falta de voluntad o dejadez para cumplir con las responsabilidades. Conduce al abandono personal y al estancamiento, tanto en el ámbito material como en el espiritual.
Las virtudes que los contrarrestan
Estos pecados se combaten con las siete virtudes, tanto cardinales como teologales. La Humildad se opone a la soberbia, la Generosidad a la avaricia, la Castidad a la lujuria, la Paciencia a la ira, la Templanza a la gula, la Caridad a la envidia y la Diligencia a la pereza. Estas virtudes no son solo la ausencia del pecado, sino disposiciones activas para hacer el bien, buscando el crecimiento y, en la fe cristiana, la salvación del alma.
