El rey Carlos acaba de celebrar el cumpleaños de la reina consorte Camila, pero ya surgen nuevas preocupaciones.
El rey Carlos III fue diagnosticado con una forma de cáncer no especificada en febrero de 2024, tras un procedimiento por agrandamiento de próstata. Desde su diagnóstico, el monarca ha continuado con sus deberes estatales, aunque ha reducido sus apariciones públicas para centrarse en el tratamiento y la recuperación.
Una investigación del Sunday Times ha revelado un ambiente de trabajo “tóxico” en Highgrove House, la residencia privada del Rey Carlos III. A pesar de que los jardines son idílicos y se cultivan orgánicamente, once de los doce jardineros a tiempo completo renunciaron en 2022, incluidos dos jefes de jardinería, debido al comportamiento “despótico” del Rey.
Antiguos empleados describen a Carlos como “intensamente exigente”, propenso a enviar notas críticas escritas con tinta roja y a intervenir en detalles mínimos. Entre los ejemplos citados, el Rey habría ordenado la eliminación de una sola mala hierba, reprendido al personal por errores gramaticales y por una cosecha de espuelas de caballero que salió mal. Un extrabajador presentó una queja formal en 2023, afirmando que el equipo estaba “abrumado y con dificultades para satisfacer las demandas del rey” y que era imposible señalar la escasez de personal.
Para empeorar la situación, los bajos salarios, a menudo al mínimo, son una fuente de frustración para el personal sometido a fuertes presiones. La King’s Foundation, responsable de la gestión de Highgrove, encargó una investigación externa que concluyó que el ambiente de trabajo era tan deficiente que recomendaba “apoyo y asesoramiento en salud mental” para el personal. La investigación también destacó una propuesta del Rey, considerada insensible, de utilizar a refugiados ucranianos o personas mayores como voluntarios en los jardines.
Los jardineros han informado que fueron tratados como “basura”, lamentando “rabia hirviendo bajo la superficie”, “mucha impaciencia” y “ninguna cortesía”. La posición del Rey hacía imposible expresar desacuerdo, con la percepción de que debían estar agradecidos por tener un trabajo y trabajar para la persona más importante del país. En respuesta, la King’s Foundation ha declarado que la satisfacción del personal es alta, citando encuestas internas, y ha enfatizado la introducción de “cambios para mejorar el trabajo en equipo y las comunicaciones”.
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