El Cristo Redentor es una icónica estatua Art Decó de Jesús de Nazaret, ubicada en la cima del Cerro del Corcovado en Río de Janeiro, Brasil.

Con 30 metros de altura sobre un pedestal de 8 metros, sus brazos extendidos simbolizan la paz y una bienvenida a la ciudad. Construida entre 1922 y 1931, esta monumental obra de concreto armado y esteatita se ha convertido en un símbolo cultural de Brasil y una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.
Aquí se preparan para construir el nuevo Cristo más grande del mundo
En un ambicioso proyecto que busca convertirse en un nuevo símbolo de fe y devoción, España se prepara para construir la escultura del Sagrado Corazón de Jesús más grande del mundo. Ubicado en Boadilla del Monte, a solo 15 kilómetros de Madrid, este monumento superará en tamaño al icónico Cristo del Corcovado de Río de Janeiro, consolidándose como un faro de la fe católica. La primera piedra se colocará el día del Sagrado Corazón de 2027, y se espera que la inauguración sea en junio de 2030.
La iniciativa, impulsada por un grupo de laicos desde 2019, surgió de la necesidad de expresar una de las devociones más arraigadas entre los católicos españoles. Tras una exitosa recogida de firmas y la aprobación unánime del pleno municipal, que cedió la parcela para su emplazamiento, la Asociación de Devotos del Sagrado Corazón de Boadilla ha tomado las riendas de su construcción. El proyecto, financiado íntegramente por suscripción popular, busca dejar un legado de acogida al amor de Cristo en un mundo cada vez más secularizado. Raquel Hornillos, de la asociación, subraya a Zenit la visión detrás de esta empresa: “Al igual que en el pasado la devoción se mostraba levantando catedrales, por así decirlo, nosotros queremos dar testimonio de nuestra fe”.

El escultor Javier Viver, quien ha diseñado y donado la obra, concibe el monumento como una experiencia interactiva para el siglo XXI, donde la gente pueda establecer “una comunicación de corazón a corazón con el Corazón de Jesús”. La imponente estructura tendrá 37 metros de altura y 60 de envergadura, con un corazón dorado de dos metros y medio de diámetro. Este volumen no solo permite un espacio diáfano para la congregación, sino que también alberga una innovadora mecánica: “La primera luz de cada día atravesará su costado abierto, iluminará el oro de su corazón y en ese momento se activará un sistema de poleas. Y muy lentamente descenderá el corazón hasta la tierra”.
Este descenso permitirá a los visitantes una experiencia multisensorial única, donde podrán tocar, abrazar o simplemente contemplar de cerca el corazón. Al anochecer, el corazón ascenderá a su posición original, iluminándose y refulgiendo a través de las llagas y heridas, actuando como un faro espiritual en la noche.