Desvelado: Meghan Markle, la rompedora de reglas reales (¡hasta en su pedida de mano!)

El protocolo real tal vez puede parecer algo misterioso: el Daily Mail publicó un resumen de cuando Meghan Markle le dio la vuelta a la Corona.

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Desvelado: Meghan Markle, la rompedora de reglas reales (¡hasta en su pedida de mano!) – Ansa – noticias21.es

Desde su boda con el Príncipe Harry en mayo de 2018, Meghan Markle entró de lleno en el estricto mundo del protocolo real británico. A pesar de la expectativa de adherirse a siglos de tradición, la Duquesa de Sussex rápidamente demostró su inclinación por la individualidad y por hacer las cosas a su manera, forjando una reputación de desafiar las normas tácitas que rigen a la familia real.

Meghan Markle y su rebelión contra el protocolo real

La monarquía británica es una institución arraigada en la tradición y la imagen, donde cada gesto y cada atuendo son meticulosamente escrutados. Sin embargo, Meghan parecía más interesada en remodelar las convenciones reales que en seguirlas ciegamente. Su enfoque de la vida real fue notablemente diferente al de sus predecesoras, a menudo chocando con las reglas no escritas pero estrictamente aplicadas de la corte.

Meghan no tardó en dejar su huella con una serie de decisiones que se desviaron del protocolo. Entre las más destacadas, se encuentra el uso de un velo de 4,8 metros en su boda siendo divorciada, una elección que, según se dice, fue desaprobada por la difunta Reina, especialmente cuando otras divorciadas reales como Camila optaron por no usarlo. También causó revuelo el hecho de que su vestido de novia Givenchy fuera de un blanco “demasiado puro” para una mujer que se casaba por segunda vez en la iglesia, un color tradicionalmente reservado para las novias primerizas.

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Meghan Markle y su rebelión contra el protocolo real – Ansa – noticias21.es

Más allá de los eventos formales, Meghan mostró su desafío en el día a día con sus elecciones de moda, como el uso de jeans rotos o aparecer con las piernas desnudas en lugar de medias, eran claras rupturas con los estándares conservadores. Incluso sus fotos de compromiso generaron comentarios al usar un vestido con detalles transparentes, algo inusual para la realeza.

En cuanto a las demostraciones de afecto en público, Meghan y Harry se destacaron por tomarse de la mano constantemente, una práctica poco común entre las parejas reales en eventos oficiales. Otro detalle fue su preferencia por los bolsos cruzados, que dejaban sus manos libres para aceptar apretones de manos, en contraste con los bolsos de mano que suelen usar otras royals para evitar ese gesto.

Incluso en eventos de alto perfil como el Trooping the Colour de 2018, Meghan desafió el código de vestimenta al lucir un vestido con hombros descubiertos en el balcón del Palacio de Buckingham, una elección considerada inapropiada para un evento diurno. También se la vio sin sombrero en un compromiso oficial con la Reina, quien siempre cubría su cabeza.

Otras transgresiones incluyeron vestir completamente de negro en múltiples ocasiones fuera de los periodos de luto o eventos nocturnos, usar pantalones en Wimbledon (donde las faldas y vestidos son la norma) y el uso de mini vestidos con dobladillos por encima de la rodilla. En un gesto aún más relajado, se la vio descalza en una playa en Australia, rompiendo una tradición que otras royals habían mantenido.

Incluso en el ámbito de la belleza, Meghan se atrevió a usar esmaltes de uñas oscuros y sombras de ojos azules atrevidas, desviándose de la preferencia real por tonos neutros o la ausencia de maquillaje. Además, optó por un diseñador francés, Dior, para el bautizo de su hijo, en lugar de uno británico, rompiendo otra expectativa.

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