A muchos les gusta el queso, y hay un lugar en Madrid que es mucho más que una quesería: un lugar que no te puedes perder.
En Madrid, en el corazón del barrio de Chamberí, existe un rincón donde el queso no es solo un alimento, sino una experiencia: Formaje. Nacido en 2020, este proyecto ha transformado la compra de queso en un verdadero acto de celebración gastronómica, con una filosofía que va más allá del simple comercio.
Formaje surge de la pasión y visión de Clara Diez y Adrián Pellejo que desde 2014 se adentraron en el universo del queso artesanal, cultivando una relación directa con productores de España y del extranjero. Esta inmersión les permitió desarrollar una perspectiva única sobre el sector lácteo y gastronómico, lo que culminó en la creación de Formaje. Su objetivo era claro: ofrecer un espacio donde el queso pudiera ser experimentado de una forma nueva y profunda.
En mayo de 2020, Formaje abrió sus puertas, convirtiéndose de inmediato en un referente que fusiona artesanía, estética y conocimiento. La tienda, con su diseño esencial y refinado, invita a una compra consciente, guiada por la experta asistencia de su equipo. Pero Formaje no es solo un punto de venta. Cuenta con una bodega y tienda online.
La selección de quesos en Formaje es el resultado de una investigación constante y meticulosa: Clara y Adrián eligen cada producto directamente de las queserías, forjando relaciones que les permiten ofrecer lo mejor de la producción láctea contemporánea. La calidad técnica, las características organolépticas, la sostenibilidad ambiental y el valor cultural son pilares en esta elección. Cada queso comparte una filosofía común: respeto por la materia prima, atención al territorio y un deseo de generar un impacto positivo. Un elemento distintivo es el frecuente uso de leche cruda, valorada por su capacidad de expresar auténticamente la biodiversidad y complejidad de su origen.
El corazón de Formaje reside en un verdadero manifiesto disponible en su tienda online. Este documento plasma la identidad y misión del proyecto, basándose en pilares como la producción natural (sin aditivos superfluos), la sostenibilidad de las prácticas ganaderas, una altísima calidad de sabor como criterio fundamental, y el cumplimiento de rigurosos estándares de seguridad alimentaria.
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